FLIGHT OF THE AMAZON QUEEN
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Un joven piloto de aviación, un malvado científico loco, un siniestro plan
para conquistar el mundo, una amazona en peligro a la que hay que
rescatar... Esto, y más, te esperan en este juego donde conocerás otro mundo
perdido, entre dinosaurios y leyendas indígenas.
PRÓLOGO
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Me llamo Joseph King, aunque todos mis amigos y enemigos me llaman Joe King,
o simplemente King. Después de una escaramuza en Buenos Aires, Brasil;
recordé que tenía un trabajo concertado con Anderson, un colega, para llevar
a una señorita a la selva del Amazonas. Aunque no tenía que haber ningún
problema, algo ya me desconcentró al ver dos matones en la entrada. Sin
embargo, subí a la habitación, y me di cuenta tarde de la traición de
Anderson. ¡Debía de darme prisa!
EL HOTEL
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Estaba encerrado en la habitación del hotel y no podía salir por la puerta,
así que rebusqué toda la habitación encontrando unas sábanas, las cuales
uní, y, tirando de un cordón, una peluca. Con las sábanas unidas, bajé por
un agujero y con ayuda de la calefacción. Tras la caída, me encontré en la
parte del sótano del hotel, junto a una estantería. Me fijé en la estantería
y me hice con una palanca ?con un movimiento previo de la escalera? y unos
pechos de plástico falsos, los cuales, porque no decirlo, me excitaban sobre
manera ?¿será el café??. Abandoné el sótano saliendo por una puerta al
fondo, y llegué a recepción. La puerta estaba bien guardada por dos matones,
seguramente armados hasta los dientes, los cuales no me dejarían llegar
hasta Sparky, mi amigo y compañero de fatigas. Así pues, me distraje
hablando un poco con el botones, que hacía de recepcionista, a ver si podía
sonsacarle alguna información. Hablamos sobre temas variados como la llave y
que yo era amigo de Lola, consiguiendo que el botones picase y me dejara la
llave. Regresé al sótano, donde entré en el camerino de Lola. ¡Y menuda
Lola! Era la mujer más hermosa que haya visto, y yo había visto muchas. De
todos modos, dejé mis intenciones para otro momento y le pedí ayuda,
comentándole también a Anderson. La chica empezó a ducharse, y yo a
sobrecalentarme. Me pidió una toalla, así que me fui a buscarla al baúl de
la habitación con ayuda de la palanca. Tras darle la toalla a Lola, ésta me
entregó un vestido que me puse, junto a la peluca y los pechos, en el
sótano. Así, sin levantar muchas sospechas, salí del hotel.
Mientras, un científico loco realiza diversos experimentos...
Pero no funcionó del todo, pues a medio camino los dos matones ya nos tenían
casi pillados. Me puse mis ropas y rebusqué por la parte trasera del camión
un arma, consiguiendo únicamente una lata de aceite. Eso era algo, así que
les lancé el aceite, seguido después por una gallina... por si acaso. Los
dos matones se estrellaron, y nos dejaron en paz por fin.
En el aeropuerto pude distinguir toda la gomina de Anderson hablando con mi
cliente, así que me acerqué a ellos y le pregunté si estaba nervioso. No
pude resistir esa prepotencia y mediocridad, así que le golpeé. Fue el
momento en que advertí que, la otra persona, era una dama. Tras una
conversación nada agradable, conseguí al menos saber que su nombre era Faye,
y que se dirigía a la selva amazónica. Yo, que estaba dispuesto a ganarme el
pan, más o menos honradamente, decidí llevarla allí en mi avión.
LA SELVA AMAZÓNICA
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Pero la mala suerte me había tocado toda hoy, y los elementos al parecer
tampoco estaban conmigo. Un rayo destrozó una de nuestras alas y nos
estrellamos, pero sobrevivimos en un lago. De nuevo, las discusiones de Faye
iban en mi contra, para variar. Así pues, abrí mi mochila de donde saqué un
cuchillo y un mechero, y rebuscando por los asientos un cómic. De la comida,
según recordaba, siempre se ocupaba Sparky, así que lo comenté con él. Al
final, éste, me entregó unas salchichas. ¿Esto era todo? Con eso no
duraríamos ni dos días en la selva. Salí del avión y me di cuenta de que el
lago donde nos habíamos estrellado era un nido de pirañas, hambrientas
seguro. Les tiré las salchichas y tuvimos suerte de que no eran
vegetarianas. Más tarde, mirando por ahí, encontré un tallo gigante al que
hice un agujero con el cuchillo para luego ponerle la hélice que flotaba
sobre el lago. Avisé al resto de los chicos y los llevé a la orilla.
¿Agradecimientos?
Pues la verdad es que no, de nuevo discusiones. A mi ya me daba igual, lo
único que quería era salir de allí. Hablé de nuevo con Sparky sobre Faye y
el cómic encontrado, comentando las propiedades de éste. Vamos, que Sparky
estaba como una chota. Decidí investigar por ahí, así que les dejé solos.
Fui hacia el norte donde un loro me dejó medio sordo. Allí mismo había una
gran liana que serviría perfectamente de cuerda, así que me hice con ella
con el cuchillo. Avancé más hacia el norte donde un gorila me obstruía el
camino, así que regresé donde nos habíamos estrellado y un poco más al sur.
Justo encontré un puente derruido, que arreglé con la liana, y al otro lado
plátanos. Me hice con uno y volví donde el gorila, al cual le di el plátano.
Después, hablé con él y le pregunté principalmente que narices hacia en el
Amazonas, si los gorilas proceden sobre todo de Sudáfrica. El gorila empezó
a pensar, y desapareció como por arte de magia. ¿Espíritus?
Me encaminé hacia el norte, hacia un gran risco, donde encontré nuevos
sitios a los que podía acceder fácilmente: lugar del accidente ?donde estaba
el avión?, la tienda de Bob, Floda Inc., el embarcadero, la jungla y la
fortaleza de las amazonas. Mi primer lugar sería un sitio con civilización,
la tienda de Bob.
Entre tanto, Faye empieza a perder la paciencia...
LA TIENDA DE BOB
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Bueno, tanto como civilización... no sé que decirte. Me encaminé donde
ponía, en un gran letrero, la tienda de Bob. Entré y hablé con el dueño,
gran comerciante, de nombre ?curiosamente? Bob. Hablamos de todo lo que se
podía hablar, y le di unas salchichas a cambio de dinero. Este me dio unas
cuantas monedas. Con ellas, compré la aspiradora. Después hablé con el loro,
que se parecía al de la selva, ¿o era el mismo? Luego con la chica india, y
de nuevo con Bob. Toda una tarde de conversaciones. Salí de la tienda
apresuradamente para hablar con el resto de los nativos.
En un lugar incierto, el científico loco continúa sus experimentos...
Hablé con lo que parecía una especie de chamán, pero desde luego no hablaba
mi idioma. Regresé al risco para escoger otro lugar a donde ir. Escogí la
jungla.
LA JUNGLA
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Tras leer un rótulo que ponía ?Esquiva la selva?, y preguntarme durante
largo tiempo qué significaba, me encaminé hacia el norte hasta hallar a un
par de exploradores, Bud y Skip. Tipos raros donde los haya, y con los que
hablé todo lo que pude. Skip fue el más receptivo y me regaló un cómic, el
cual leí. Saqué una hoja aparte que, al unirla por instinto con la del
avión, me dio unos planos secretos. Después, fui al norte y al este hasta
una cascada, la cual bajé para ir de nuevo al este y encontrarme con un
dinosaurio algo extraño. Hablé con él y se quitó el disfraz, era el plasta
del gorila. De nuevo tuve que razonar con él su existencia y se volvió a
volatilizar.
Bajé hasta abajo y me encontré con una especie de misioneros, y unos cuantos
monos. Hablé con uno de ellos, Jimmy, sobre todo lo que pude: su misión, el
señor, Mary Lou..., y aún cuando terminé le pregunté por los monos. Al
parecer, los estaba entrenando Mary Lou para algo extraño. Volví a hablar
con él, y de nuevo otra vez, hasta que se cansó de mí. Después, Mary Lou fue
la destinataria de mis preguntas, sobre todo de los monos y de un
diccionario nativo, y ella quiso saber más sobre mi bate de béisbol. Ahí
dejamos la conversación, pues me alejé hasta donde estaba nuestro avión
estrellado, no sin antes fijarme en los tres monos.
Me marché y me fui hacia donde había cogido uno de los plátanos, y cogí
otro. Después volví a la jungla donde los misioneros para darle el plátano a
un mono con un coco, el cual, en acto de buena voluntad, me entregó el coco
?se notaba que venía de Monkey Island?. Seguí caminando hasta encontrar una
bella orquídea, y un montón de avispas asesinas. Me las quité de en medio
con ayuda de la aspiradora de Bob, y me hice con la orquídea. Seguí
caminando hasta que una piedra rompió mi concentración de mirar moscas, al
parecer tenía unos símbolos extraños que no eran los que salían en The Dig
cuando... ¡huy, me estoy desviando del tema! Bueno, la cuestión es que me
escondí porque apareció una mujer casi completamente desnuda, así que
sospeché que era una amazona. Movió una piedra y se abrió el pasaje. Yo la
iba a seguir, moviendo también piedras, pero fui capturado.
LA FORTALEZA DE LAS AMAZONAS
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Me llevaron a una sucia pocilga, obviamente una prisión chilena, llena de
hombres bastante ?perdidos mentalmente?. Hablé con todos los habitantes de
la celda, incluido un tipo con una marioneta, la cual, tras mucho pedir, me
entregó. En esto apareció Faye, y yo me pregunté ¡¿qué demonios hacía allí y
sin grilletes?! Mis neuronas comenzaron a funcionar, y me di cuenta de que
era una mujer; bueno, de eso ya me había dado cuenta, pero bueno... Total,
que hablé con ella hasta que conseguí ser liberado de la prisión.
Pero no todo iba a ser una vida bonita, pues en la sala del trono, donde me
llevaron, me contaron como había desaparecido su reina y como un malvado
científico, obviamente, estaba convirtiéndolas en monstruos. Ya me iba yendo
cuando me encomendaron la misión de encontrar a su reina, o sabría lo que
era una buena castrartrofe. Salí algo acongojado hasta una especie de
piscina gigantesca, sueño de todo ser humano ?masculino?.
Me escapé de su fortaleza sin resistencia, aunque sabiendo que podrían
encontrarme si querían. Regresé corriendo a la tienda de Bob, con quien
hablé un rato. Luego, le entregué la orquídea y cogí, a cambio, una red caza
mariposas. Volví de nuevo donde estaba Sparky y parte del avión, la que no
se había quedado en el agua. Hablé con mi colega y le entregué el cómic y él
me entregó una lima y, de paso, abajo, me hice con otro plátano. Luego, me
hice, gracias a la red, con un perfume el cual di a Naomi en la tienda de
Bob, obteniendo, por ser tan buena persona, unas tijeras.
Caminé hasta un lugar donde había un pez saltando de lado a lado, y cogí con
la red un bicho arriba, resultando ser un escarabajo. Luego regresé donde
los misioneros y le di la lima a Mary Lou, la cual me entregó el preciado
diccionario, el cual fui a usar rápidamente con todos los nativos de la
tienda de Bob. Principalmente con el nativo curandero, al cual entregué las
avispas, ingrediente de una receta que él conocía.
FLODA, INC.
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Decidí ir a ver a esta empresa y sus negocios, así que el primer paso era
hablar con la secretaria de la mansión. Logré convencerla de que tenía que
reparar algo en una habitación y me dejó ir a ella, la cual tenía algo
extraño. Fue por ello por lo que empecé a registrarlo todo, encontrando unas
monedas en el sofá. Luego fui a la cocina donde un cocinero muy mandón no me
dejaba avanzar, así que seguí hablándole hasta que aceptó mi plátano. Cuando
se fue, al parecer muy enfadado, me hice con un poco de comida para perros.
Continué hasta hallar unos dormitorios, en los que abrí un saco encontrando
una carta, que leí, en su interior. Luego, abriendo un armario, hallé un
muñeco rojo.
Salí afuera a tomar el aire y me fijé en la caseta que guardaba el perro, al
cual di el muñeco rojo para pasar. Continué hasta encontrar una caja, la
cual examiné con detenimiento. Con todo esto, intenté sacarle algo más de
información a la secretaria. Antes de irme, cogí unas flores.
Sólo fui donde Sparky para coger un plátano, y me fui donde las amazonas.
Fui a la prisión donde hablé con dos prisioneros sobre su escape, y sobre
sus nombres. Con esta información, fui a la tienda de Bob donde usé el
cuchillo en el coco para dárselo al chamán. Luego entré en la tienda donde
di dinero a Bob, el cual no lo cogió. Hablé algo con él y volví con los
exploradores. Hablé con Bud y con Skip, los cuales me dieron algo más de
información. Caminé por la jungla algo confuso y perdido, y encontré un
koala, al cual le di la flor. Dos, tres, mil horas después se movió. Corté
algunos pelos y fui a dárselos al chamán, el cual me entregó una poción
?quizás era viagra?.
Fui hasta Bud a quien entregué la poción sin hacer preguntas. Recogí su
dinero y, con él, compré un disco en la tienda de Bob. Fui de nuevo a Floda
hasta una habitación, en la cual moví un libro, un cuadro y una estatua,
luego puse un disco y se abría un pasadizo secreto.
SECRETOS PERJUDICIALES
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Entré por la primera puerta que vi y examiné unas cajas, obteniendo un
abrelatas que usé para abrir la comida para perros. Luego, pinché mi plátano
con el cuchillo y bajé para abajo. Aquí había un guardia llamado John, con
el que hablé. Resultó que la carta tenía que ver con él, así que se la
entregué. Se puso a llorar y entré en una habitación, en la cual leí todas
las notas posibles. Moví un armario y salí hasta encontrarme con otro
guardia, Klunk. Hablé con él otro rato y luego me fui, caminando hasta
encontrar un laboratorio. Subí las escaleras y me encontré con una
preciosidad, la reina de las amazonas. Era bellísima, pero su talante era
muy soberbio. La dejé algo colgada y bajé hasta el laboratorio, donde me
hice con un tubo de ensayo con un suero de súper soldado. Salí y entré por
una puerta azul, donde estaba Henry, con quien también hablé.
Vagamente, el científico chiflado está liado con sus experimentos y llega
Anderson...
Antes de irme, cogí un libro y miré un póster. En secretaria, no estaba la
secretaria, así que cogí tranquilamente su lápiz. En la jungla, tuve que
comerme la cabeza para encontrar a los malditos exploradores, Bud y Skip,
los cuales acabé encontrando. Hablé con Bud, quien me dio nuevas ideas.
Regresé a Floda.
De nuevo en los pasadizos, fui hasta Klunk ?se llamaba así porque hacía
¡¡¡Klunk!!! con los huesos de sus enemigos?. Puse la vacuna verde en la
comida para perros y se la di, y luego hablé con él para ver quien era más
fuerte. Obviamente, le derribé de un certero puñetazo. En el escritorio, usé
el lápiz sobre una libreta blanca para hallar una combinación, que era la de
una caja fuerte. Acabé encontrando dicha caja, y en su interior hallé una
llave y unos planos.
Fui al almacén para abrir la caja y mi sorpresa fue mayúscula, ¡dentro había
un cohete! Lo tomé y fui a hablar con Sparky, que entendía del tema. Con el
cohete en las manos hablé con un montón de gente: con el chamán, con Naomi,
con Jimmy, con Mary Lou, incluso con una amazona que se duchaba en la
fortaleza. Regresé a salvar a la princesa, y lo hice usando mi cuchillo en
un libro rojo para obtener una llave, la cual abría la celda.
Cuando esto sucedía, un guardia mamón les deja encerrados en Floda...
La princesa y yo subimos arriba y vimos la grave situación. Rápidamente,
observé que podíamos escondernos en los maniquíes y así lo hicimos. En esto,
vimos como el guardia usaba la combinación correcta, que fue lo que hice yo
para salvarnos.
LA ISLA DE LA MUERTE
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O por lo menos eso creía yo, que una vez en el trono, recibiendo todo tipo
de elogios, entró el científico loco con ganas de matarnos a todos. Tras
conversar con él, quería que le entregase algo que estaba en la Isla de la
Muerte ?un nombre animado?, y me dio un cuerno de dinosaurio para ello. Con
un arma apuntando a mi cabeza, el elegir no me fue difícil.
Se lo conté todo a mi colega Sparky y fue al puerto. Vamos, una especie de
puerto, pero en plan mugriento. Hablé con él hasta que accedió a recibir
algo a cambio, y yo le di el escarabajo. Tras esto, nos marchamos hacia
allá.
TEMPLO MALDITO
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En la entrada a una especie de templo, tomé la ruta de la izquierda hasta
unas momias. Moví una momia a la derecha y cogí un esqueleto, y luego, tras
mover la momia de la izquierda, me hice con un fémur. Más alegre que unas
castañuelas, fue a la siguiente habitación donde había más momias. Moví la
primera y la segunda de la izquierda para conseguir una mano y una calavera,
y luego di unos quesitos a un dinosaurio chiquitín.
Fui hasta una sala principal donde había que colocar todos los huesos que
cogí, y lo hice de la siguiente manera:
Cráneo .......... Agujero de arriba
Esqueleto ....... Agujero central
Fémur ........... Agujero inferior
Mano ............ Agujero de la izquierda
Luego moví la mano y se abrió una grieta. Entré en un salón con una estatua
inmensa, y en donde un hada salió a mi encuentro. Tras una conversación con
el hada ?no había tomado LSD?, me dio acceso a tres puertas, que detallaré
en mi diario a continuación.
PUERTA DE LA DERECHA
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Primero fui por esta puerta y, caminando, me encontré con un guardia, aunque
no pasó nada más. Seguí hasta unos zombis que, al parecer, habían hecho una
escabechina con algunos guardias. Hablé con ellos con gran maestría, dándome
tiempo a coger un trapo que tenía una momia y terminar con el asunto.
PUERTA DE LA IZQUIERDA
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Seguí hasta encontrar una gran serpiente blanca, y al intentar hacerme una
antorcha con el trapo y la mano de la calavera, me di cuenta de que no podía
encenderla, al menos no sin fuego.
PUERTA DE LA DERECHA
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Volví donde los zombis para dar el resto del manto a la momia, la cual
desapareció junto con sus compañeras. Abrí el sarcófago y cogí la corona de
oro, y usé mi cuchillo en unas ramas. Cerré el sarcófago, lo moví y entré
por el agujero que tenía detrás. Fui todo a la izquierda hasta llegar hasta
un prisionero, con el cual hablé y descubrí su nombre: Ian. Al parecer, era
uno de los ?amigos? del científico. Tras una conversación poco amena, seguí
adelante hasta encontrar un gran árbol al que le clavé las tijeras, sin
ninguna compasión. Salió algo de savia y recogí la savia y un poco de
resina. Ahora, fui al lado contrario por el que había venido hasta hallar un
disco de piedra. Tuve que usar la marioneta con el disco para cogerlo sin
peligro, y luego salí del área. Fui hasta una rejilla en el suelo, la cual
moví y unos vientos me impulsaron de nuevo a la gran estatua.
PUERTA CENTRAL
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Puse el disco en un madero fuera de lugar, y la liana en una piedra cercana.
PUERTA DE LA DERECHA
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En unas piedras, usé la liana y luego el bate de béisbol. Tras estas
maniobras, pasé por debajo de la piedra y tomé un pico.
PUERTA CENTRAL
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Avancé muy hacia delante hasta llegar a una especie de caverna, donde vi un
gran agujero. Usé el pico en él y pude meterme por él para llegar a una
cámara del tesoro. Mis ojos se cegaron del brillo de tanto metal precioso,
¡increíble! Tras observar el panorama, mi mente volvió a concentrarse en lo
que me preocupaba de la sala: sus trampas.
PUERTA DE LA DERECHA
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Regresé donde los zombis y entré por la puerta de detrás, hasta una especie
de manantial. Caía agua, eso sí. Tras hacerme con una joya azul que estaba
en el suelo, puse la resina en el suelo ?recogí un poco más por si acaso?, y
regresé del mismo modo que volví antes, usando la palanca.
PUERTA CENTRAL
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Volví a la caverna y usé el pico en una estalactita para obtener la dichosa
roca, una especie de pedernal. Gracias a él, ya tenía piedra para el
mechero.
PUERTA DE LA IZQUIERDA
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De nuevo me encaminé donde la serpiente blanquecina y encendí la antorcha,
con la cual asusté al animal. Entré por la puerta, bajé y, algo más
adelante, encontré a un soldado muerto de Floda. Le registré y hallé en su
cuerpo su identificación y una piedra con picos. Extraña piedra hizo que me
volviera y me perdí por un camino que era: este, norte, sudeste. Así, entre
miles y miles de puertas, continué hasta encontrar otra sala.
Y en otro lugar, el científico loco y el capullo de Anderson hacen planes...
Cogí un palo y puse la joya azul en un ojo, en el derecho. Después, caminé
hasta encontrar la salida a la gran sala.
PUERTA DE LA DERECHA
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Caminé hasta encontrarme un sistema de poleas, el cual, en un acto de furia
incontrolada, golpeé.
PUERTA DE LA IZQUIERDA
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Corriendo volví a la gran sala, y me encaminé por otra puerta. Llegué hasta
Ian, donde moví una palanca. Al no pasar nada, decidí hablar con él a ver si
sus neuronas funcionaban mejor que las mías. Le hablé unas cuantas veces,
hasta que encontré el método de liberarme. Moví de nuevo la palanca y
escapó.
PUERTA DE LA DERECHA
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Salió corriendo y yo no estaba dispuesto a seguirle, ¡podría haberme matado!
Me encaminé donde los zombis y entré por el agujero del sarcófago, llegando
hasta una habitación con un ídolo. Allí encontré a Ian... muerto, más bien
hecho trocitos. Se le había caído una roca enorme y... bueno, daba asco
mirar su aspecto. Cogí un trozo de roca y, tras darle el pésame, me apresuré
a irme.
PUERTA CENTRAL
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Entré en la cámara del tesoro y usé mi palo con la cripta. Abrí la misma y,
en su interior, me hice con una máscara. Tras limpiarla con un trapo,
regresé al salón principal.
PUERTA DE LA IZQUIERDA
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Fui hasta unas estatuas con láser, y usé mi ingenio, es decir, la careta,
para no freírme al pasar. Continué hasta el tesoro, al cual no llegaba.
Aguzando mi ingenio aún más, puse resina en el bate y alargué mi brazo, con
el bate, para coger la joya verde. Corriendo me encaminé al gran ídolo, en
el cual, en el otro ojo, puse la joya verde. Esto me dio acceso a otra sala.
Necesitaba un poco más de resina, así que cuando la tuve, me encaminé y me
puse enfrente de una estatua. Allí, gracias a la resina y a las dos piedras
que tenía, las pegué y se me formó una estatuilla. Obviamente, los cursillos
de Bricomanía habían dado resultado. Puse la estatuilla en su lugar, y esto
me dio acceso a otro lugar. Aquí, había dos rayos de color verde y un
laberinto. Me introduje en él y casi me pierdo, pero gracias a un pequeño
dinosaurio ?sí, un dinosaurio del tamaño de un gato; ¿quizás era un
gatosaurio??, al cual tuve que darle de comer, no me perdí y llegué hasta
unos símbolos blasfemos. Bueno, blasfemos no, pero un poco feos sí. Miré los
grabados y el suelo, y limpié, con la aspiradora, el mismo.
Mientras tanto, Sparky hace conjeturas fallidas...
Me costó entender el significado de los grabados del suelo y lo de las
paredes. Al final me di cuenta de que había algunos que no estaban
representados en su situación correcta. Por lo tanto, moví los que debía de
mover, y llegué hasta el final. Aquí apareció de nuevo el hada, al cual
entregué la corona. Tras unas transformaciones curiosas, desapareció y cogí
la calavera de cristal. Volví hacia una especie de trono, donde, moviendo
unos paneles y sentándome en la silla, regresé al puerto.
Allí me cogieron de nuevo, me encarcelaron y me quitaron la calavera de
cristal, a la que ya había cogido aprecio.
HUÍDA
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Hablé con el científico loco en un intento desesperado de que me dejara
salir, y no hubo suerte. Tras esto, con un hambre increíble por mi gran
tarea anterior, cogí la taza y comencé a golpear las rejas. En esto apareció
la princesa y Anderson, y yo me quedé de piedra. Al parecer, Anderson,
viendo la locura del científico ?que tenía la mentalidad de Espinete?, se
hizo de nuestro bando y había venido decidido a salvarme. Pues bueno, pensé,
y me liberó.
Mi destino fue la tienda de Bob donde hablé con el jefe, con Bob y con el
chamán. En todo esto, al intentar coger a Bob una botella de alcohol él me
pidió el carné. No logré convencerle con palabras, así que le enseñé la
identificación robada; y me hice con la botella para ponerme ciego cuando
terminara todo el tinglado.
Luego fui a ver qué había pasado con Sparky, con quien charlé. Estaba bien,
según comprobé. Regresé donde los misioneros para hablar con Jimmy y Mary
Lou, quien me confesó su pasión por las máscaras. Yo le enseñé la mía para
darle envidia. Regresé a la tienda de Bob para hablarle sobre combustibles,
y me dijo que el alcohol era bueno. Yo, haciéndole caso, le eché el que
tenía. Me fui al montículo y usé el cohete, para iniciar otra aventura.
EL VALLE PERDIDO
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Gracias al cohete aparecí en un valle alejado de la mano de Dios.
Rápidamente me puse en movimiento hasta encontrar unas ramas, las cuales
corté con el cuchillo. Bajé y di las ramas a un dinosaurio, el cual se movió
de manera que me dejó continuar mi camino. Llegué hasta un esqueleto de
dinosaurio, guardado por un dinosaurio peor aún. Usé una trompeta y el bicho
se marchó. Continué y me encontré con todo el barullo formado, con todos los
protagonistas, incluido el chiflado científico. Tras una discusión,
empezaron a crecer unos monstruos y empezaron a luchar, y lo peor es que
nosotros estábamos debajo.
Esquivando sus pies, me dispuse a destruir al monstruo que seguramente nos
mataría, una mezcla de dinosaurio y científico loco y asesino. Cogí la
pistola láser y le disparé al monstruo, consiguiendo... poca cosa. Acto
seguido hablé con Sparky, con Faye y con la princesa. Disparé de nuevo al
científico mutante, pero tampoco conseguí mi objetivo. Volví a hablar con
Faye y disparé de nuevo... sin conseguir nada. Harto, di la careta a Sparky
y disparé al científico, el cual redujo su tamaño y pereció.
Y así terminó todo, cada uno con una chica... bueno, más o menos. Si a estas
alturas alguien no sabe mi nombre, es que no sabe qué es la aventura.
Diario de Joseph King
FIN
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